Las buenas rutinas
/0 Comentarios/en Vinos /por Jérôme GarriataesSi se pone en el buscador de Google «cómo salir de la rutina» aparecen 43.400.000 resultados. Los primeros enlaces dicen cosas como: «¡Libérate! 9 consejos para salir de la rutina», «Cómo salir de la rutina: 16 consejos - Psicología y Mente», «Cómo salir de la rutina diaria: una guía para vivir más aventuras»… Parece que existe mucha demanda para conseguir esto: la gente quiere escapar de su vida rutinaria.
Personalmente opino que la rutina tiene una mala prensa que no ha razón de ser. Sin rutinas, o como define la RAE, «sin costumbres o hábitos adquiridos de hacer las cosas por mera práctica y de manera más o menos automática», dejaríamos de conseguir objetivos o de aprender cuestiones que solo se puede llegar a ellas a través, y valgan todas las redundancias anteriores, de una rutina. Pienso que esta mala imagen de este concepto tiene que ver con que se relaciona con aburrimiento y creo que no son sinónimos.
Una rutina se puede convertir en aburrimiento si no administra bien. Por tanto, más que hablar de «salir» o de «romper» se debería decir «gestionar» bien la rutina. Por ejemplo, tener la costumbre de probar nuevos vinos para poder experimentar nuevos colores, sabores y olores puede ser una rutina muy gratificante.
Siguiendo con las redundancias, aún resulta muy rutinario para muchas personas decir que los vinos rosados no gustan o no llaman la atención. Cuando uno se anima a abrir una buena botella de vino no suele ser habitual que sea de rosado, y esta sí que es una rutina aburrida. Los vinos rosados que se pueden encontrar en España son de una calidad excelente. Además, y aunque resulta obvio decirlo, la cantidad rosados, tanto en colores, olores y sabores, que nos podemos encontrar en el mercado es variadísima. Por tanto cuesta creer que en toda esa diversidad no podamos encontrar alguno con el que disfrutar.
A mí me encanta abrirme un vino rosado, sobre todo, en primavera y verano. Lo primero de lo que disfruto es del color. Aunque uno se puede encontrar muchos tonos de rosa, en general, ver ese color en una copa me entusiasma. Me transmite frescor y fruta, incluso desenfado y alegría, desde la elegancia. De todos los tonos de rosa que puede tener un rosado tengo que admitir que el rosa pálido es de mi favoritos.
El Inurrieta Coral es un vino rosado de Navarra que tiene este color y se convierte en una auténtica delicia disfrutarlo. Siguiendo la nota de cata de la bodega, además de ese atractivo y refinado tono cromático, en nariz «destacan los aromas de pomelo rosa, lichi y albaricoque sostenidos por un sutil toque mineral y floral muy sexy». Finalmente su sabor «es sedoso y sorprendente, con una acidez cítrica refrescante y con una buena estructura».
El maridaje de un vino rosado resulta muy gratificante porque son muy versátiles, se puede combinar con casi todo que a uno se le ocurra. Como siempre digo, se debe conseguir un buen equilibrio de intensidades entre el vino y la comida elegida. No obstante, insisto en que existen muchos rosados, con diferentes colores, olores y sabores, así que se puede afinar mucho en la combinación gastronómica buscada.
En La Cuba de Baco creemos que no hay que salir, ni romper ni liberarse de rutinas, sino más bien adquirir la más divertidas, sugerentes y motivadoras para cada persona. Y una de ellas puede ser la de conocer y disfrutar con más profundidad de diferentes rosados, como este vino navarro llamado Inurrieta Coral.
© La Cuba de Baco
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