La Roya, o el saber aprovechar los cambios del pasar de los años
/0 Comentarios/en Vinos /por Jérôme GarriataesHe oído decir que cuando uno empieza a expresar que se siente más joven que nunca suele ser síntoma de que cada vez percibe más cerca la vejez. Confieso que a veces me sorprendo diciéndome a mí mismo lo joven que estoy. Así que resulta verosímil pensar que empiezo a darme cuenta de que los años no pasan en balde.
En las sociedades actuales se desea vivir muchos años pero, por norma general, no se quiere ser viejo. Con este calificativo, aunque lo queramos envolver, unas veces de cariñosa ternura, otras de impostada sabiduría, la realidad es que no nos gusta identificarnos. Sin embargo, al final, en el mejor de los casos, todos llegaremos hasta allí. Así que, posiblemente, resulte adecuado afrontar el proceso de envejecimiento al que de forma personal nos enfrentamos cada uno de nosotros sin tantos eufemismos y con más realismo. De esa manera, incluso, seamos capaces de disfrutar en positivo de algunos de los muchos cambios que, irremediablemente, suceden durante la transformación que experimentamos.
La garnacha gris, también llamada por su color «roya» en tierras navarras, surge como mutación de la garnacha negra. Esto ocurre, generalmente, en los viñedos viejos de esta variedad de uva. Y es que se debe decir que estos viejos viñedos de garnacha nos están regalando grandes alegrías, al menos a aquellos que con una copa de un buen vino casi percibimos, desde el placer, la atemporalidad. En este caso, la consecuencia de las transformaciones del paso del tiempo ponen a disposición de los enólogos una variedad de uva que, en los últimos años, desde el auge que han experimentado los vinos de garnacha, cada vez está tomando más protagonismo en la elaboración de los mismos.
El vino de Navarra que presento hoy en La Cuba de Baco, La Roya, es un buen ejemplo de ello. Se elabora en el pueblo de San Martín de Unx por las Bodegas Máximo Abete. En él, además de la variedad de uva que se utiliza para su elaboración, convergen otras circunstancias que lo convierten en muy especial
No es un vino tinto sino blanco, conseguido por el procedimiento blanc de noirs. Este proceso de vinificación significa literalmente, como es obvio, hacer vino blanco de uvas tintas e históricamente ha estado asociado a los vinos espumosos, por su vinculación a la elaboración del champagne francés. Sin embargo, ya no resulta raro que se utilice para conseguir vinos tranquilos, como este La Roya que estoy describiendo. No pertenece a la denominación de origen Navarra, porque con esta variedad de uva tinta, la garnacha gris, la marca no permite elaborar vino blanco. Pero Bodegas Máximo Abete, por la motivación que impulsa su trabajo de «mantener y recuperar la viticultura tradicional de las zonas montañosas abandonadas» de su pueblo y el espíritu por «experimentar, divertirse y seguir aprendiendo», busca conseguir vinos «diferentes».
La nota de cata elaborada por la bodega dice que su color es «amarillo pálido con leve reflejo anaranjado». El aroma recuerda a «frutas cítricas y frutas de hueso, como el albaricoque» además de «notas de carácter más herbal, como el heno, sobre una base mineral». Finalmente se muestra «estructurado en boca, con buen equilibrio y una vibrante acidez». Posee «un toque tánico al final que le aporta complejidad y un postgusto largo haciendo de él un vino elegante y muy gastronómico».
La Cuba de Baco les invita a probarlo y a maridarlo sin complejos, porque lo especial de su elaboración lo convierten en un vino muy versátil en este sentido.
©La Cuba de Baco
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